Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Macabeos 6, 38-55

38 Al resto de la caballería el rey lo colocó a un lado y otro, en los
flancos del ejército, con la misión de hostigar al enemigo y
proteger las
falanges.

39 Cuando el sol dio sobre los escudos de oro y bronce,
resplandecieron los montes a su fulgor y brillaron como
antorchas
encendidas.

40 Una parte del ejército real se desplegó por las alturas de los
montes, mientras algunos lo hicieron por el llano; y
avanzaban con
seguridad y buen orden.

41 Se estremecían todos los que oían el griterío de aquella
muchedumbre y el estruendo que levantaba al marchar y entrechocar las
armas; era, en efecto, un ejército muy grande y fuerte.

42 Judas y su ejército se adelantaron para entrar en batalla, y
sucumbieron seiscientos hombres del ejército real.

43 Eleazar, llamado Avarán, viendo una de las bestias que iba
protegida de una coraza real y que aventajaba en corpulencia a todas
las
demás, creyó que el rey iba en ella,

44 y se entregó por salvar a su pueblo y conseguir un nombre
inmortal.

45 Corrió audazmente hasta la bestia, metiéndose entre la falange,
matando a derecha e izquierda y haciendo que los enemigos se apartaran de
él a un lado y a otro;

46 se deslizó debajo del elefante e hiriéndole por debajo, lo mató.

Cayó a tierra el animal sobre él y allí murió Eleazar.


47 Los judíos, al fin, viendo la potencia del reino y la impetuosidad
de sus tropas, cedieron ante ellas.

48 El ejército real subió a Jerusalén, al encuentro de los judíos, y el
rey acampó contra Judea y contra el monte Sión.

49 Hizo la paz con los de Bet Sur, que salieron de la ciudad al
no
tener allí víveres para sostener el sitio por ser año sabático para la tierra.

50 El rey ocupó Bet Sur y dejó allí una guarnición para su defensa.

51 Muchos días estuvo sitiando el santuario. Levantó allí plataformas
de tiro e ingenios de guerra, lanzallamas, catapultas, escorpiones de lanzar
flechas y hondas.

52 Por su parte, los sitiados construyeron ingenios contra los ingenios
de los otros y combatieron durante muchos días.

53 Pero no había víveres en los almacenes, porque aquel era año
séptimo, y además los israelitas liberados de los gentiles y traídos a Judea
habían consumido las últimas reservas.

54 Víctimas, pues, del hambre, dejaron unos pocos hombres en el
Lugar Santo y los demás se dispersaron cada uno a su casa.

55 Se enteró Lisias de que Filipo, aquel a quien el rey Antíoco había
confiado antes de morir la educación de su hijo Antíoco para el trono,